Viaje interdepartamental del IES La Escribana [Villaviciosa, Córdoba] al P. N. Cabo de Gata-Níjar (Almería) / I Ciclo de Secundaria / 18-20.5.2015

miércoles, 13 de mayo de 2015

Día Primero. 18.5.2015: La conquista corchúa del Oriente

Día Primero. 18.5.2015, lunes

José R. Pedraza (Los Escullos, Almería). Antes que la primera línea del diario, una confesión a medio camino de la razón y la intuición. Este viaje es y será diferente por muchas cosas: un viejo propósito de estudiar colaborativamente el territorio andaluz, o lo que es lo mismo, peregrinar en lo doméstico para volver algún otro día a Santiago, y hacerlo además en varias jornadas, uno; no ha sido moneda corriente desperdigarnos con alumnado de I Ciclo, dos; aunar lo didáctico y curricular con lo lúdico, el bolígrafo con el bañador, tres; la fluidez en saber que era científico natural, social y orientador desde su arranque hasta el arranque del bus, cuatro; que sería la inversión competencial y convivencial –tanto monta, monta tanto- que mejor se puede diseñar para el futuro en un II ciclo que debe ser fuerte por el bien de ell@s, cinco; por hacer del viaje un premio al buen trabajo, al cumplimiento de los mínimos deberes (ya iba siendo hora de dejar complejos sobre privilegios, y bla, bla, bla) de cualquiera que tenga voluntad para dejarse aprender y, nosotr@s, poder enseñar, seis; por ser un momento especial en lo personal y en lo profesional para más de uno, y querer que esta aventura sea la partida de bautismo de otras andanzas viajeras, educativas, interdepartamentales, competenciales, colaborativas, convivenciales, afectivas, y, necesariamente, intercentros, siete. 
El espíritu escribano queremos preservarlo, perpetuarlo, perfeccionarlo. Ése es el quinto objetivo de esta expedición. Y si se superaron altibajos, ¿por qué esta experiencia no puede ser el cordón umbilical para hacer red educativa, comunidad de aprendizaje, enclaves conectados por y para el estudio del paisaje? Como siempre, si queremos, ahí podemos estar tod@s. 
Primera línea. Tras un fin de semana de preparativos (alimentarios, documentales, indumentarios, farmacéuticos,…), la semana se presentaba novedosa, por lo dicho anteriormente y por que sonó el despertador a las 6 h. Ring,…qué nos vamos. En la aurora escribana, ring, ring, ring, por 12 = 33 alumn@s y 3 profesor@s abriendo una nueva ruta. Todas las provincias habían sido conquistadas, menos Almería (creo). ¡Qué ilusión también por esto! Otra novedad. 
Las familias todas cumplidoras de su compromiso. Con nuestra llegada al polígono, los últimos alumnos. Maletas a la bodega, fotos de grupo, todos a sus puestos, y arreando. Rumbo S-SE. 
Pasadas las primeras curvas, “buenos días”, “buenos días”. A los pocos kilómetros, las primeras consideraciones para hacer del viaje lo que el profesorado (Amalia, Sonia y José R.) quiere que sea, instrucciones y reflexiones para darle carácter singular, una manera de vivir la excursión, excursionando en el más bello sentido del término: enseñar aprendiendo, aprender enseñando, vivir queriendo. 
Al asomar a la Campiña, repaso de lo que veíamos por las ventanillas: Sierra Morena; al paso por Córdoba, la vega; a la altura de Aguilar, la Campiña; por Lucena, las Subbéticas; por Antequera, el surco intrabético, hoya a hoya; en la hoya de Loja, un hoyo de aceite y un cafelito en Abades. Terminado el repuesto, reparto de cuadernos de campo, dación del número de teléfono (671593191), y fundamental, caracterizar aún más la vivencia: principio de seguridad, de solidaridad, de diversidad; los objetivos de la actividad (ver Cuaderno de campo que está en una página del blog –a la derecha-), y advertir de que el paisaje lo hacemos nosotr@s (“respetar y disfrutar del silencio para oír la música de la naturaleza”). Tod@s atent@s, tod@s expectantes. 
Sin dilación, A92 nuevamente, camino Guadix por el pasillo bético (algunos apuntes inevitables del territorio, y algún recurso para atraer la atención como que los moteros de Levante van a Jerez por allí para acortar su camino). Huétor-Vega, Granada, Puerto de la Mora, y, de pronto, otro paisaje en nuestro horizonte. Guadix es capítulo histórico-artístico de Sonia: que si Paleolítico, que si Metales, que si romanos protocristianizados, que si nazaríes, que si obispos y diócesis (esto es singular, ojo –por si acaso-). La catedral y la alcazaba nos engullen inevitables. Pero Ramón y Javier, educados accitanos, nos ofrecen su trenecillo turístico para visitar las casas-cueva. Dicho y hecho. 36 personas en un tren con cabida para 20 más. Holgueros y dando tumbos por el callejero. Y música a tope, “sube las manos p’arriba, dale p’abajo, p’al otro lado,…”. Los reyes de Guadix mismo paseados como en góndolas con ruedas, un paseo marítimo móvil, un cienruedas con pretensiones cavernícolas. En el Barrio Alto, Centro de Interpretación del asunto. Maravilloso, didáctico, bien preparado con su documental educativo, la vida en las cuevas, y de ahí a un mirador de toda la hoya: ¡qué espectáculo de cárcavas, de chopos, de altiplano, de montañas nevadas aún, cielo de su color! 
En un parque central (central-park, bilingüe, que no se diga), comida mochilera por los bancos y bajo los plataneros de sombra. Y a modo de garita, l@s profes en lo alto del murallón de la rambla de Guadix, seca como el ojo de un tuerto, pero amenazante en anchura y altura de las defensas. ¡Uy con agua! 
A las 15, Juan Carlos –al volante-, puntual. Arriba y p’alante. En una hora, en Tabernas, pleno desierto, maquis, sin suelos, poblados del West americano (MiniHollywood). Con la alcazaba dominando el desierto, en la plaza del pueblo, una siestera explicación de los porqués en un cuaderno –pizarra digital de toda la vida (estaba cogido con las manos en el aire)- de por qué no llueve. En ese momento, de un velador (que parecía la puerta del Saloon del lejano oeste), se levanta Silverio Espinosa (mejicano suena), taxista jubilado, y me dice que parece que alguien echó un cerrojo de Guadix a Motril. “Lo que Vd. le dice a los alumnos es verdad: desde el 29 de septiembre de hace dos años, ni gota”. “Ea”, dije yo. 
Curiosamente, al levantarnos de la improvisada aula, una guerra del agua de chiquillos en una fuente callejera en medio de la nada. Avanzamos.
El mar, de fondo: la bahía de Almería, bajando el Andarax. Sierra Alhamilla a la izquierda (y la legión también –Viator-), al este Sierra de Gata, la Serrata. Desvío para San José, y al poco Los Escullos, el camping. Trámites “aduaneros”, barrera izada, y cada cual a su tienda. Buenos palacetes de plástico. No ha habido un ruido de frigorífico que me haya gustado tanto como el que se desprende del interior de palacio. ¡Qué sonido en medio del olor a plástico puro! 
Cambio de ropa, maletas medio abiertas, y a la playa del Arco, a 15 minutos. Sitio bello, franja virgen, domos volcánicos, cañaverales, herbazales (triguillos del diablo), la batería carolina (dieciochesca) de San Felipe, dunas oolíticas, y espuma blanca rompiendo, sin parar, y alguno rompiéndole la crisma. Agua, agua, agua. ¡Pues toma! A veces los avisos no surten efecto. Hay que experimentar. 
No tiene precio ver la empresa en su bautizo cabogatino. La tarde, paradojas del destino, comenzó a amagar lluvia. Camino de vuelta, relajados sin prisa, compartiendo impresiones, departiendo emociones, repartiendo sonrisas.
Ducha, reajuste maletero, cena (chuletas, pez espada, macarrones, patatas fritas, ensalada, yogur, fruta). Uf, gases. 
Comieron bien, todo lo que se pusieron del buffet y recogieron las mesas. Hombres y mujeres. Vuelta a las bengalíes, cada cual con sus mochuel@s. La noche se abrió. Estrellas en el firmamento y grillos en el sedimento. Se atemperó la noche. El camping se apaga. La brisa mediterránea nos roza. 
A punto de apagar la luz, sólo queda escribir que el día fue mucho más que soñado.


NOTA:
Este viaje va a ser diferente a muchos hasta para esto: las fotos antes que los textos. No me conozco. Seguimos aprendiendo.



1 comentario:

  1. Genial la descripción, parece que nos subimos a ese autobús (yo lo intenté pero a los niños no les gustó la idea) y lo hemos vivido en primera linea, no te has dejado un detalle ( hasta la cancioncilla), muchas gracias Jose Ramón por compartir la experiencia con nosotr@s y muchas gracias también a Sonia y Amalia por haber hecho posible entre los tres que se lleve a cabo esta aventura para l@s alumn@s. Seguid disfrutando ( y aguantando el chaparrón).

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